Terminar por reventar burbujas:
eso que siempre dices que constituye
matar las horas entre silencio y silencio
en la manía esquizofrénica de no entendernos.
Ladras y no te escucho;
desatiendo los modales y las costumbres
y me transformo en un ser subversivo,
acabo por bajar al pozo que tanto odias.
¿Dónde quedó el hacer de las mañanas
espacios en blanco y lugares de parada?
Será que dejó de servirte eso de redimir reproches
y comenzaste a afilar cuchillos y retinas.
Se han convertido en innecesarios
los rituales efímeros del sumar de dos productos:
besos con sabor a madrugada,
contenciones inversas de palabras al oído,
caricias ascéticas en el calor y la medianoche.
¿Habrá que continuar explotando burbujas
en el instante asmático del no mirarnos?
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