Impulso de actos dramáticos:
así es el roce de tu voz en mi inconsciente,
una confesión de deseos azarosos,
o un segundo de desorden
en el aire que transpiran nuestros cuerpos.
Contigo el caos se hace poesía;
Conmigo sueles cerrar un círculo perfecto
a escondidas,
con susurros que se hacen piel
y se vuelven sudor
cuando terminas por convulsionar el aire.
Un segundo que se paraliza.
La muerte se degüella en una mirada
que cura heridas
de las que nadie se acuerda.
Una música, una escena improvisada,
un recuerdo que hace espacio en un cuerpo
que se desprende al caer la noche
en tu efervescencia.