miércoles, 20 de octubre de 2010

Gris...

Sigue siendo octubre y, sin embargo, parece como si el calendario hubiese avanzado bruscamente dos meses. Al salir por la puerta de casa, a esa hora en la que comienza a despuntar el sol por las mañanas, la mano gélida y terriblemente escalofriante del viento helado cala mis huesos, los cuales tiritan y se estremecen en la decadencia inexorable del calor que recorre mi cuerpo.


Todo se vuelve gris.


El cielo parece la metáfora perfecta de un estado de ánimo cada vez más deprimente: las nubes se apresuran a cubrir el azul cian con su manto mientras la espesa bruma etérea va inundándolo todo con su amargura. Parece que va a llover; a esas horas, siempre parece que va a llover...por lo menos últimamente. A pesar de ello, la mañana siempre transcurre su curso sin que una gota de lluvia moje mi cara de improviso...es como si la “physis” estuviese dispuesta a llevarme la contraria. ¿No decía Tales de Mileto que todo procedía del agua? Al parecer, Todo esta “en mi contra”.


¿Sería acaso una imaginación mía? Quizás las nubes grises solo formen parte de mi mente, mi imaginación, una metáfora perfecta de lo que significa mi estado de ánimo por las mañanas: terribles nubarrones.


El hastío me inunda y oigo mis huesos, adormilados, crujir. La pereza matutina me impide ir deprisa mientras mi cerebro, todavía embotado, observa el mundo desde una perspectiva lejana, como si lo que aconteciera en la tierra sólo fuese una ventana que observo despistado, como si ser se hubiese desprendido de improviso de mi cuerpo y ahora vagase en el reino de la duermevela, quedando relegado el mundo real a un segundo plano, oculta entre la espesura de una desconcertante neblina.


Todo sigue siendo gris: el más triste de los colores. Ya no hay rojos, ni azules, ni marrones. En estos momentos, sólo existe el gris...¿cuanto tardarán en llegar el resto de los colores? Probablemente con la cálida bienvenida del sol, ese momento en el que llegan de nuevo, hasta lo más hondo de mi corazón, los colores.


De momento, sólo existe el gris...

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