Demasiadas ventanas,
pares de ojos que desnudan un cuerpo viejo,
una vida enjuta que tapa sus vergüenzas
en una habitación fangosa,
o tan sólo un espejo roto
para no multiplicar los testigos.
El pasado se hizo una fecha
y una carta solitaria. Algo maltrecho,
o una mala noticia,
un mal actualizar el presente
que no ha sabido seguir en pie.
Gota a gota,
fui tomando constancia de una crónica indeseada,
una ilustre agonía que parecía disfrazarse de engaño.
Este vacío será al fin y al cabo una ingrata compañía.
Y aunque respirase el mundo,
mi tráquea fue derramando un aire seco.
Fui sintiendo el tacto ácido de mi existencia
a cada bocanada de oxígeno
que mi alma ya no quería transpirar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario